"Amos y mazmorras. La doma" de Lena Valenti

Amos y mazmorras. Primera parte. La doma, Lena Valenti, DeBolsillo

Como pedisteis, la reseña de Amos y mazmorras. Y por un tecnicismo, solo reseñaré su primera parte de  La Doma. Nadie comentó que por obligación tuvieran que ser las dos primeras.

Cleo es policía en la ciudad de Nueva Orleans. Siempre quiso ser agente del FBI como su hermana Leslie, pero su fuerte carácter hizo que la considerarn no apta. Ahora Leslie ha desaparecido y el los superiores de esta le piden a Cleo su colaboración para continuar la investigación que emprendió su hermana y descubrir su paradero. Cleo, claro, acepta. ¿Cuál es la misión? Infiltrarse en un evento de rol en vivo ambientado en el universo de Dragones y mazmorras, pero con un componente de bondage para investigar unos asesinatos y una posible red de trata de blancas. Para eso tendrá que hacerse pasar por domina y dominar en seis días qué significa BDSM de la mano de Lion Romano, un tipo por el que siempre ha estado colada, pero con el que nunca se ha llevado bien. Empieza el entrenamiento y los sentimientos de Lios y Cleo se descontrolan. ¿Podrán separar trabajo y placer? ¿Podrán dejar los sentimientos a un lado y centrarse en la misión? ¿Podrá Cleo convertirse en la perfecta sumisa en seis días? ¿Podrá Leo "domar" a una mujer que desde siempre le ha vuelto loco? ¿Podrán contener sus sentimientos? ¿Se acordará alguien de que hay una persona desaparecida y harán algo más que mirarse, acostarse, e ir de comprar y, no sé, abrirán un informe o reconstruirán una cronología? A parte de acostarse, ¿harán algo de polis?

Disculpad el rollo de sinópsis, mucho lío para tan poca historia.

Segunda novela de Lena Valenti tras El libro de Jade que leí el año pasado. ¿Primera impresión? Mejor escrita, más cuidada, corregida, sin las flagrantes erratas de aquella (¿merito de Vanir o de DeBolsillo?), sencilla, rápida de leer, entretenidilla, pero no me ha gustado. ¿Por qué? Vamos a ello.

Primero de todo, por la propia historia. Me resulta poco creíble el trasfondo de investigación y la trama policial. Esos seis días de preparación que se resumen en practicar BDSM, ir de comprar, cenar y, de vez en cuando, leer de forma superficial un par de informes. No siento la presión de la investigación policial y la novela se instala en un terreno de pausa llegando a olvidar que hay una investigación en curso enfatizando sentimientos y conflictos personales. Así que sin investigación propiamente dicha nos quedan escenas sexuales que basculan entre las interesantes y bien narradas y algunas de vergüenza ajena (la escena "cómica" que se repite en dos ocasiones con el tema del mando a distancia y el dildo, por ejemplo. Lo que puede funcionar en cine, no tiene por que funcionar en novela). Un argumento que es excusa para la presentación normalizada del BDSM.

Un tema que esta presentado de forma muy correcta, pulcra, documentada y marcando distancias con la archifamosa 50 sombras de Grey y satélites (incluso se permite una referencia bastante malvada) en su retrato realista del bondage. La autora insiste una y otra vez en la normalidad de la práctica (lo repite cada pocas páginas) y eso acaba restado naturalidad a las escenas ya que parece que los personajes no hablan entre ellos si no que sus discursos se dirigen al lector para convencerlo (en un momento de la novela hay un "para que entendáis" que chirría muchísimo). Además, en las largas explicaciones de técnicas por momentos parecía que estaba ante un refrito de artículos de la wikipedia por lo academico que resultaba. No acaban de estar integradas en el discurso. ¿Las escenas de sexo en sí? Bien resueltas.

Una exhaustiva documentación hecha para el BDSM que parece olvidar hacer para Dragones y Mazmorras. La autora no utiliza el juego de rol, si no que se basa en una serie infantil de los ochenta que poca importancia tiene en el universo de Dungeon & Dragons. No habría ningún problema si no fuera porque en la novela se presenta la serie como el núcleo del universo del juego de rol y no es así. La serie es una anécdota.

Además, algunas de las afirmaciones sobre los juegos de rol demuestran un conocimiento superficial y, en ocasiones, erróneo (Warcraft no es una ambientación más de Dungeon & Dragons, por ejemplo). Y sí, vale, juego a rol y al Dungeon, de acuerdo (ahora mismo acabo de perder a mi personaje, un monje mediano de nivel 8) y esto puede sonar a la pataleta, pero lo que se le exige por una parte creo que es de recibo exigirle en otra.

Y si quitamos BDSM y rol, ¿qué nos queda? La historia de siempre entre una muchacha guapa de estupendo cuerpo muy cabezota y un hombretón serio, misterioso, controlador, pero sensible y cariñoso que se quieren y desean, pero no se lo dicen. Quitando todo el aparato, la historia es la que ya hemos leído muchas veces con las mismas constantes. Tensión, atracción, malentendido, palabras dichas de las que uno se arrepiente y separación hasta la segunda parte. A esto añadimos que Lion acaba comportándose con espíritu controlador y celoso. Toda la elegancia que tiene como amo, la pierde como enamorado. Celoso, controlador, algo manipulador y con ganas de poseer a Cleo. Creo que la utilización en dos ocasiones del verbo reclamar es significativa ("pedir o exigir algo por derecho"). Sus enfrentamientos testosterónicos ante cualquier posible competidor, etcétera. ¿Quisquilloso? Sí. Al final, el discurso es el de siempre, amor, posesión y celos van juntos.

¿Algo más? Detalles. La profusión de marcas o referencias a actores para las descripciones (y que a mí siempre me parece soluciones fáciles que demuestran pereza por parte del escritor para describir una situación o personajes), coloquialismos como describir a alguien como "bueno hasta decir basta" o en otro momento "hacer la cobra" (este tuve que buscar qué significaba), repeticiones (los reiterativos discursos sobre la normalidad del BDSM), o el fallido momento de querer imitar el acento francés añadiendo "g" a las palabras (lo dicho antes, lo que funciona  en cine no tiene porque funcionar en literatura y un "hablaba con un marcado acento francés" se hubiera agradecido mucho), han provocado que la lectura de esta novela se me hiciera difícil.

Mucha página y mucha ambientación para encontrarme con la historia de siempre.

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Gremlins en la biblioteca

"Casi una novela" de Megan Maxwell

Casi una novela, Megan Maxwell, Versatil

Mi primera incursión en la narrativa de Megan Maxwell. Y porque vosotros así lo habéis querido.

Rebeca conoce a Paul y viven una historia de amor con sus altos y bajos, dimes y diretes, por aquí y por allá. Hay una intriga criminal, una perra, unos cuantos personajes secundarios y unas doscientas setenta páginas.

Aunque es un concepto que ha aparecido en varias reseñas de esta historia, Casi una novela es exactamente lo que promete el título; algo que se acerca más a borrador que a historia acabada, que no acaba de despegar en ninguno de sus aspectos y que en todos necesitaba una revisión.

Primero un aspecto positivo. El libro se lee en un momento (la lectura me ha llevado unas tres horas) y si alguien busca un chick list sencillo para pasar un rato entre paradas de metro, es una opción. El resto, ufff... La sensación que me ha quedado después de leer esta novela es que está situada en tierra de nadie; los aspectos que apunta no llegan a estar del todo desarrollado y me dio la sensación de estar leyendo dos o o tres historias diferentes que no acaban de estar bien ensambladas.

- Una historia de amor entre Rebeca y un tipo rozando la perfección.
- Una historia de tres hermanos enfrentados a los fantasmas del pasado.
- Una intriga criminal de tráfico de drogas.

Tres hilos argumentales que no convergen en una misma historia si no que cada uno tira por su lado y que si leemos de forma más o menos unitaria es porque la protagonista de los tres se llama igual. Y cada uno de ellos no está del todo desarrollado.

La historia de amor se mueve entre clichés y tópicos (¡se incluyen niños y perros! ¡huyamos todos!). Ella es maja, él es perfecto. El típico secreto, los típicos arrumacos, los típicos celos y las típicas peleas. Cuesta establecer una conexión con unos protagonistas que se sienten tan lejanos al lector. Al drama familiar le falta explicación y desarrollo. Se apunta al principio, se recuerda en medio del libro y se resuelve de forma apresurada en su final. De nuevo, sin implicación por parte del lector. Y la parte criminal... bueno... resulta difícil de creer, mal explicada, peor desarrollada y sin que encuentre su encaje con el resto de la novela. Personajes muy buenos, personajes muy malos, conspiraciones harto imposibles, policías guapos que no pintan mucho y una resolución que se acerca demasiado al peligroso deus ex machina.

La novela acaba siendo un picoteo de temas y tramas, pero sin entrar en profundidad en ninguno de ellos. Se queda en la superficie y se conforma con desarrollar los acontecimientos de forma rápida y darles un final apresurado (y en algún momento incoherente). A ver, que no esperaba de Casi una novela un análisis de sentimientos o una novela profunda. Esperaba una comedia, una lectura ligera, entretenida, pero bien explicada y estructurada.

Además, la novela contiene algunos de los recursos que más me irritan cuando me los encuentro. A saber.

- Cronología incoherente. El tiempo en la novela es un caos. En un mismo párrafo puede haber un enorme salto del tiempo que provoca que el lector se descoloque y se pierda información. Desaparecen acciones. Se dilatan momentos o conversaciones que no aportan nada a la historia No se percibe una unidad en la novela. Da la sensación de ser fragmentos que se iban enganchando unos a otros y el nombre de la protagonista ya los unirá.

- Puntos de vista caóticos. Al igual que con el tiempo, los puntos de vista es un caos. Muchos personajes, cada uno con su frase, algunos compartiendo párrafo. El capítulo empieza desde el punto de vista de Rebeca. Se encuentra con Paul. Pasa a Paul que va con su hija. Vuelve a Rebeca, que vuelve a Paul, que pasa a la niña, que pasa a la madre de Paul cuando aparece, que... El punto de vista va saltando de forma aleatoria entre los personajes que van apareciendo provocando en mi opinión confusión. Sobre todo cuando esto sucede en el mismo párrafo.

- Subtramas inncesarias. La autora llena la trama principal con historias que no aportan mucho al desarrollo general y que aparecen y desaparecen a conveniencia.

- Casualidad. La autora tira demasiado de un recurso narrativo que en mi opinión hay que evitar todo lo posible. Hay demasiadas casualidades y coincidencia en tan pocas palabras. Tal personaje conoce a Pascual y casualmente es amigo de Patatín que es el xxxx de Tal que, vaya coincidencia, se encuentran en una fiesta... O Y está investigando un caso que casualmente se relaciones con el problema de A y qué casualidad eran compañeros de colegio y... Creo que en literatura el recurso de la casualidad y la coincidencia son muy peligrosos porque un abuso hacen que se cuestione la credibilidad de todo el entramado argumental. Y en esta novela pasa.

Casi una novela ha sido una lectura intrascendente. No voy a decir que me aburriera porque no da mucho tiempo. Capítulos cortos, poca descripción, mucho diálogo. Pasa rápido, pero no contiene nada. Falta gracia, estructura y personajes.

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Perdidas entre páginas
Letras, libros y más

"La vida iba en serio" de Jorge Javier Vázquez y "La luz de Candela" de Mónica Carrillo.

Hace tiempo, en la librería.
Entra una señora y con gesto decidido se dirige al librero.
- Nene, oye, una cosa, ¿dónde tenéis los libros de la gente que sale en televisión?
- ¿Perdón?
- Sí, las novelas que escriben los de la tele.
- ¿Buscaba alguna en concreto?
- Cualquiera. Si salen en la tele deben ser todas buenas, ¿no?
- ...

Dos reseñas breves de la editorial Planeta pertenecientes a su nueva colección de Historias emocionantes escritas por presentadores de televisión. Vosotros las queríais, aquí las tenéis.

La vida iba en serio, Jorge Javier Vázquez, ed. Planeta

Un pedazo de vida de alguien que tiene el mismo nombre que el autor. Un nuevo trabajo en una ciudad donde encontrará la felicidad. Sus dudas, su crecimiento como persona, aceptación de los fantasmas internos, hacer las paces con su pasado, la difícil relación con la figura paterna. Novela autobiográfica de un conocido presentador.

No voy a ensañarme con la novela de Jorge Javier Vázquez. No es un buen libro ni una buena novela. Es una colección de recuerdos y vivencias ensamblados con simplicidad y ni un asomo de algo parecido a literatura, pero tiene dos virtudes. A saber, los fragmentos de vida cotidiana respiran verdad (el retrato de la vida en el barrio, el instituto, las escenas en las garras del Opus Dei, por ejemplo). A pesar de que pueda ser ingenua en planteamiento y en técnica, algo vulgar y repleta de coloquialismos, en este libro hay momentos que se puede encontrar un buen retrato de ambiente y hay que reconocerlo.

La otra virtud es no tiene ninguna presunción literaria. No creo que el autor quisiera pasar por escritor. Ha escrito lo que le ha apetecido (o lo que le han pedido que escriba) sabiendo que no es escritor profesional y se agradece que no lo intente.

A parte de esto, La vida iba en serio no tiene mayor interés que el que el lector pueda tener por el personaje. En mi caso, ninguno. Lectura de un par de horas que ni alimenta ni hace daño.



La luz de Candela, Mónica Carrillo, Planeta.

Todo lo contrario que la primera novela de Mónica Carrillo, un libro que entra directamente en la lista de lo peor que he leído este año.

¿De qué va? La novela nos explica la historia de esa tal Candela y su cuelgue de un tipo llamado Manuel. Bueno, ni siquiera nos explica una historia; son los sentimientos, vivencias poetizadas y recuerdos que Candela guarda de su amor y desamor. Una historia basada en la memoría y utilizando como vehículo narrador un irritante "tú" ("recuerdo que tu me cogiste... tú lengua... tus manos...") que suena más a reproche que a evocación y escrita en un continuo sonsonete presuntuoso y pedante. La novela está escrita en un tono pseudo poético que imagino quiere conseguir que cada página sea un mazazo emocional en el lector. Y sí, mazazo lo ha sido. Un planteamiento absolutamente pretencioso repleto de fáciles juegos de palabras que, de nuevo, pretenden emocionar (del nivel de juegos con los verbos tener y retener, para que os hagáis una idea).

Si todo esto sirviera para presentarnos una historia, sería irritante, pero quizá se le encontraría sentido. El problema es que en La luz de Candela no hay historia más allá del reproche de la prota al ex y en recordar lo bien que follaban juntos. Y no hay por asomo algo que parezca un personaje, todos son figuras, contornos borrosos. Ni personalidad, ni profundidad. No hay trama, argumento, desarrollo, conflicto. No es una novela intimista con un análisis preciso de los sentimientos. No hay nada más allá de su pretenciosa superficie y de las quejas de Candela sobre su ex, la figura desdibujada de éste (el lector no llega nunca a conocerlo ya que la autora solo dice de él que está muy bueno, la camisas le sientan muy bien, folla de maravilla y... es un poco cortito), la familia y amigas de Candela hablando solo de ella (que maja, que lista, que guapa, que simpática, que buena amiga, que... todo gira en torno a Candela relegando cualquier secundario a voz que habla de Candela haciendo que toda la novela sea Candela... y si Candela fuera un buen personaje, sin problema, pero no es el caso), referencias a películas para demostrarnos que Candela es muy lista y tiene muy buen gusto cinematográfico (aunque bastante tópico, la verdad), conversaciones con su amiga que son malas imitaciones de Sexo en Nueva York y unas frases muy cuquis que la autora denonima microrrelatos, pero que en su mayor parte no lo son y en todas da bastante vergüenza.

¿Y todo esto para explicar qué? Nada. Que un chico llegó, ella se colgó, rompieron, lo pasó mal y luego lo superó. Para explicarnos otra vez una "historia" tópica y repleta de clichés: lo sensibles que son las mujeres y que siempre acaban enamoradas de hombres que tienen alergia al compromiso, los guapos son cabrones que te hacen pasar un buen rato en la cama, pero te rompen el corazón, los majos te tratan bien, pero son aburridos y que una chica solo se puede realizar o con un hombre a su lado o teniendo hijos (porque encima la novela tiene ese molesto aire universalista de que todas las mujeres son Candela), etcétera. Cualquier tópico encuentra cabida en esta novela y en su "análisis" de las relaciones amorosas.

Una novela mala, pedante, irritante y pretenciosa. ¿Mis momentos?
- Cuando la narradora convierte ¿sin pretenderlo? el título de una novela de Miguel Delibes en sinónimo de pene grande.
- Ese discursito de Candela sobre que ella como fotógrafa profesional no entiende de técnica y se mueve por instinto despreciando a todos esos profesionales que conocen las tripas de su oficio (desconozco si también era una declaración de la autora sobre cómo se escribe una novela... por instinto, desde el corazón y el alma. Si es así, el resultado le demuestra que la técnica es importante).
- El vergonzoso homenaje / parodia al principio de Lolita de Navokov.

Entonces, ¿cómo y por qué se publica una novela así? Una novela sin personajes, ni trama, sin estilo, falta de originalidad, pretenciosa, de estilo rimbombante, hinchada de páginas en una edición con un tamaño de letra muy generoso, amplios márgenes, espacioso interlineado. Quizá en este caso sí que sea cierto el tópico de que no importa qué, si no quién lo ha escrito y si éste sale en la tele.

Alejaos de ella. Ya he sufrido yo por vosotros.


"La hija del Rey del País de los Elfos" de Lord Dunsany

La hija del Rey del País de los Elfos, Lord Dunsany, Ediciones Alfabia

Uno de los puntos fuertes de Qué leo, qué reseño es el factor sorpresa. Para bien o para mal. Durante los días previos al juego y mientras dura éste, intento adivinar qué títulos saldrán ya sea por la mala leche de los participantes, ya sea porque sé que X propondrá tal novela por su entusiasmo en el blog, po el título polémico de la temporada, porque SC ya dijo hace tres meses "prepárate porque te vas a leer este truño sí o sí", etc.

Pero siempre hay sorpresas. Títulos con los que no contabas que se cuelan o novelas que no conocías. Digo que es uno de los puntos fuertes porque esta tontá de celebración / reto / locura que organizo sirve también para leer libros que de otra forma no leería, o tardaría más tiempo en leer.

Una de esas historias que no esperaba leer es esta La hija del Rey del País de los Elfos de Lord Dunsany, un clásico de la literatura fantástica y una de las novelas que más he disfrutado leyendo este año y parte de los anteriores.

Los habitantes del valle de Erl quieren un señor provisto de magia para que el condado sea conocido y aparezca en cantos y leyendas. El rey acepta y encomienda a su hijo Alveric la misión de ir al País de los Elfos, encontrar a la hija de su rey y volver a valle para desposarla. Armado con una espada mágica, consigue a Lizarel, la hija del rey de los elfos. Con ella tiene un hijo al que llamarán Orión. Pero la adaptación al mundo de los hombres no es fácil y el rey de los elfos no se resigna a perder a su hija.

Este es el punto de partida de una novela absolutamente preciosa. Una pequeña obra de arte provista de un lenguaje precioso, poético y depurado. Una apasionante novela sobre la magia, el mito y el tiempo. Sobre el encuentro y conflicto del encuentro de dos mundos. La irresponsabilidad del ser humano. La belleza y fragilidad de la vida de estos. Una novela sobre el amor y la imaginación. Sobre el poder de la fantasía, en definitiva.

De las obras que me han entusiasmado me cuesta horrores hablar. No consigo trasladar el entusiasmo por los detalles, los increíbles momentos que tiene esta novela (el hechizo de la creación de la espada por parte de la bruja Ziroonderel, el monólogo final de ésta, las hermosas y cruentas páginas de la caza del unicornio, el maravilloso despliegue de poder del Rey de los Elfos, las lágrimas de Lizarel, la búsqueda absurda de Alveric...) y lo hermosa que es en su conjunto. Hermosa y terrible, claro.

Una novela que bebe de la tradición popular (cuentos de Grimm, leyendas nórdicas, mitología clásica) y que envuelve estas influencias en un hálito poético. No es un novela de acción, de grandes batallas y sorpresas. Leyenda, poesía, cuento, magia... todo unido y mezclado para la creación de una novela única y, repito, preciosa.

Y ya está. Lo dejo aquí. No sé qué decir para no acabar pareciendo un imbécil entusiasta sin argumentos. Buscad, leedla, dejaos arrastrar por la fuerza de Lord Dunsay para la palabra, la imagen y el ambiente. Perdeos en una de las novelas de fantasía más importantes (su influencia en el género es incuestionable e inabarcable) y en una forma de entender lo fantástico como una forma de hacer mejor al ser humano, de abrir la mente y el cuerpo a nuevas realidades y a perder el miedo a lo extraño y maravilloso.

Ah, sí, una última cosa.
Aura, gracias por proponer esta novela. Te debo mucho.

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"El nombre del viento" de Patrick Rothfuss

El nombre del viento, Patrick Rothfuss, Plaza y Janés

Ya está. Hecho. Ya he leído El nombre del viento. El libro más propuesto de esta temporada de Qué leo, qué reseño. La historia de Kvothe (pronúnciese "Cuouz" aunque yo me pasé la novela leyendo "Cote" porque soy un vago). Una de las grandes revelaciones de la fantasía contemporánea y una novela que consiguió que muchos lectores alejados al género se acercarán a él.

Confieso que tuve en su día un ejemplar de El nombre del viento meses antes de su publicación. El comercial del grupo editorial me trajo una edición no venal conociendo lo mucho que me gustaba el género. Toma, dicen que está muy bien, el editor está muy contento. La llevé a casa, la empecé a leer y me quedé en la página cien. No hubo manera de conectar con la propuesta de Rothfuss, ni en historia, ni en personajes, ni en forma. Sí, es bueno, está bien escrito, es interesante y tiene un punto de diferente, pero no me interesa. Y no sé por qué. Quizá se deba a que en aquellos años andaba metido en una vorágine lectora de fantasía oscura y violenta, novela negra nihilista, historias de humor negrísimo y no era el momento de leer una novela iniciática. Así que la dejé en una estantería y allí se quedó hasta que A. la pilló una tarde y le encantó. Y amigo la leían y me decían que era muy buena (menos Juanjo, amigo, compañero y máster de másters en La partida del lunes que se quedó como sí, pero no, no sé, no acabo, pero que bien, pero...). Y yo pensaba que un día tenía que volver con ella, pero no me decidía hasta que otros decidieron por mí. ¿Y?

Pues como dijo un hombre muy sabio, sí, pero no, no sé, no acabo, pero que bien, pero...

A ver, que El nombre del viento me ha gustado. Entretenida, muy bien escrita, con un buen personaje principal (aunque algo quejoso resulta), buenos secundarios, un mundo interesante y una apuesta bien resuelta por el realismo (siendo quizá lo que menos me ha interesado el tema de los Chandrian). Me ha gustado el tono lento, moroso y descriptivo aunque en su parte central hay un momento de parón narrativo que cuesta de superar. El relato de una vida donde la acción queda en suspenso y se relata desde la tranquilidad y, de nuevo, el realismo (estupendo la preocupación por el dinero, el frío, el hambre; los problemas cotidianos que suelen olvidarse en las novelas de fantasía). Eso sí, creo que tiene demasiadas páginas. Más concentrada, mejor.

Me ha gustado, pero sin entusiasmo. Y no es por expectativas (no llevaba ninguna) o porque esperar más acción y hostias (que no porque es el relato de la vida de un niño). Encuentro que es una novela muy correcta, bien escrita, pero con la que no he acabado de conectar. No ha llegado a emocionarme. ¿Por qué? ¿Por qué notaba que la historia de Kvothe me quedaba lejos? ¿Por qué una historia tan bien escrita, con buenos personajes, excelente ambientación y mundo interesante la siento tan lejana y no tengo ninguna ganas de volver a ella? ¿Quizá se deba a la voz de Kvothe? Interesante, sí, pero algo lastimera y quejosa. No lo sé, aun sigo pensando en ello.

Una de las cosas que más me han interesado de la novela es la reflexión que hace a propósito de la historia y la leyenda, un tema al que le tengo mucho cariño y que es pilar de alguna de mis historias favoritas (con El hombre que mató a Liberty Valance a la cabeza). Si de algo sirve la larga crónica que Kvothe le hace a Cronista es para desmontar su propio mito y explicar la verdad de su historia, o por lo menos la verdad de Kvothe, que tampoco tiene que ser la buena ya que en su relato no hay poco de autocomplaciencia, de silencios, omisiones y reescrituras del mito para construir otro (quizá desmonta la de héroe, pero crece la de pícaro). ¿Qué acaba importando al final? ¿Qué es lo que quedará? ¿La historia o la leyenda? ¿Y el oyente / lector qué es lo que quiere o importa? ¿El realismo o la fantasía? Es una novela donde se cuenta, oye, reinterpreta, cuenta e imagina. Más allá del poder de las palabras en la magia (concesión a un lugar común de la fantasía), encuentro más interesante el poder de las historias, las narraciones y las canciones. El destino de Kvothe se sella por una canción, al igual que una canción provoca mayor enemistad con un personaje, sirve de punto de unión a otros, etcétera. El relato, la palabra oral, el cuento como verdadero motor de la magia. La literatura y la imaginación, en definitiva.

Una buena lectura, un buen libro. No puedo considerarme de los entusiastas de Rothfuss y no puedo asegurar que lea su continuación, pero han sido unas buenas horas. Una novela repleta de ideas interesantes, buen uso del lenguaje, imágenes hermosas y un aire poético muy evocador.

Y una última cosa, ¿por qué al hablar de esta novela no he encontrado una mención a la Trilogía del Vatídico de Robin Hobb? Se habla de Tolkien, se habla de K. Le Guin, pero al leer la historia de Kvothe no podía dejar de pensar en la historia de Traspié y el relato de su vida como aprendiz de asesino. Veo más la influencia de Hobb y de Dickens, que de Tolkien y Le Guin. Por personaje, lentitud en el desarrollo de la historia, relato de una vida, aprendizaje e infortunios, etcétera.


Por cierto, trilogía buenísima. Como todo lo que he leído de Robin Hobb, uno de mis autores de fantasía favoritos. La lenta exposición de personajes y trama me fascina. La magia, la crueldad, el desarraigo...

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Generación Reader
La biblioteca de El Kraken

"Crepúsculo" de Stephanie Meyer

Crepúsculo, Stephenie Meyer, ed. Alfagura

Cuando ya casi nadie se acuerda de esta saga, sus libros han sido rebajados de precio y algunos están agotados o directamente descatalogados. Cuando solo quedan las ediciones de bolsillo con las portadas de las películas y de estas ya se han hecho todas las películas.

Una serie que ha sido admirada, amada, odiada, ridiculizada, parodiada, defendida y atacada hasta la saciedad y el agotamiento. Una serie que ha sido origen de otras muchas novelas que se dedicaron a fusilar ambiente, tipos, forzados triángulos y heroínas apáticas. Uno de los motivos de que mucha gente se lanzara a abrir un blog para compartir su entusiasta lectura con el mundo y tres años después algunas de esas personas hicieran entradas para justificar su entusiasmo primero.

Y cuando parece que Crepúsculo está cayendo poco a poco en el limbo de los éxitos fulgurantes, ahora vengo yo.
Con cantar sereno.
Ahora vengo yo a intentar hacer algo parecido a una reseña porque vosotros lo habéis decidido.
Y dudo.

¿Por qué?

Porque, ¿cómo hacer una reseña de un libro tan sobre explotado como éste? ¿Cómo enfrentarse a hacer una valoración más o menos serena de un libro que ha sido tan comentado, analizado, explotado, parodiado, ridiculizado, amado, defendido y atacado como éste? ¿Cómo se puede hacer una lectura y un comentario de un libro del que se quiera o no, se sabe todo? ¿Cómo librarse de prejuicios y hacer una lectura serena y una valoración alejada de fáciles chistes?

Es complicado, pero es lo que he intentado hacer; una lectura desprejuiciada. Como si hubiese leído esta novela a la semana siguiente de su publicación. De verdad. He intentado dejar fuera todas las influencias posibles, los prejuicios y las valoraciones externas e intentar apreciar esta novela por sí misma y no por el ruido que de ella me ha ido llegando. Y he intentado hacer una reseña sin caer en gracias gratuitas o en la broma gratuita e ingeniosa. ¿Lo he conseguido? Sí. Creo. Más o menos. Espero que sí. Empecemos.

Siendo totalmente sincero, Crepúsculo me ha parecido...

- Perdona, dilectísimo Jorge.
¿Sí?
- ¿Pero de qué va?
¿En serio?
- Sí, ¿de qué va Crepúsculo? Es que no lo sé...
¿De verdad hay alguien que no sepa de qué va esta novela?
- Parece ser que sí.
Vale. ¿De qué va Crepúsculo?

Resumiendo mucho, Crepúsculo sería la historia de amor en un entorno fantástico entre una adolescente y un anciano. Crepúsculo sería la historia de la ascensión social de una aburrida adolescente de clase media a la relumbrante alta sociedad aristocrática por medio de su historia de amor con un misterioso muchacho. Crepúsculo es una metáfora sobre la castidad. Crepúsculo es la historia de una inadaptada contenta de no encajar en ninguna parte que encuentra su lugar junto a otro inadaptado. Crepúsculo...

Crepúsculo narra la historia de una chica inadaptada que se muda a un gris pueblecito a vivir con un padre que se pasa la novela viendo la tele, comiendo y saliendo por la puerta. Se sabe diferente, se siente diferente, marca su diferencia y tiende a despreciar a todo aquel que se acerca a ella (sean chicos, chicas, profesores, etcétera). Hasta que en su camino se cruza un guapo muchacho que la desprecia abiertamente y, claro, se siente fascinada por el odio que desprende el joven mozo. Así se inicia una historia de amor con tintes sadomasoquistas donde ella irá despojándose de su triste personalidad anulándola poco a poco, mientras se enamora de un joven caballero que si la anula, la protege, la acosa, no deja que conduzca, observa mientras duerme y la sigue es "por su bien". Ah, y él es un vampiro. Pero tampoco importa mucho.

¿Qué me ha parecido Crepúsculo, entonces?
No me ha gustado.
¿Por qué?
Ante todo porque me ha parecido terriblemente aburrida.

Leer la historia de amor de Bella y Edward ha sido una experiencia soporífera porque durante las primeras tres cuartas partes del libro no pasa nada remarcable. ¿Qué ella descubre que es un vampiro? Como lector ya lo sabemos desde la contra portada así que el factor sorpresa desaparece. ¿Qué él no deja de repetir lo peligroso que es y que no deberían estar juntos porque la atracción es imposible de detener y por eso no dejan de buscarse? Me parece bien, pero esa sensación de peligro no se percibe en ningún momento. Como lectores sabemos que a Bella no le pasará nada por mucho que Edward la mire en diagonal. Y, sinceramente, el elemento vampírico casi parece más un adorno que una realidad (como ella se enfrenta al descubrimiento resulta triste y poco creíble... supongo que tengo un problema serio con esas escenas donde un elemento fantástico irrumpe y las protas se lo toman con un "¿y?").
Sí, eso mismo opino yo del elemento vampírico.

¿Y los malos? Ya sabéis, los cazadores de las últimas cien páginas. En mi opinión, de relleno. Había que procurar que pasara algo más allá de cenas familiares y partidos de beisbol.

¿Qué nos queda, pues? La historia de amor entre un chico y una chica que se conocen, se enamoran, van a cenar, se van de excursión y presentan a sus respectivas familias. Trescientas páginas de miradas, conversaciones repetitivas, más miradas, suspiros, sueños y vigilancia.  La autora no consigue en mi opinión trasmitir la sensación de que Edward es un peligro para Bella. Se limita a hacer que el protagonista masculino cierre los dientes y ella se lo quede mirando con ojitos de cordera esperando que él haga algo en una metáfora muy poco sutil de "quiero acostarme contigo, pero no debemos".  Supongo que el hecho de que el único punto de vista narrativo sea el de Bella y que esta esté tan entregada desde el principio a Edward, provoca que no haya tensión. O, por lo menos, que yo no la he percibido.

Para mí esta historia hubiera funcionado si de verdad Edward y su familia se hubieran presentado como seres fascinantes, peligrosos y sexis. Aunque luego fueran buenas personas y solo se dedicaran a matar animales por los bosques y a coleccionar figuritas de porcelana. Pero la única sensación que trasmiten es la frialdad, aburrimiento y aristocracia. Y supongo que es por esto último por lo que Bella se siente tan atraída por los Cullen y desprecia a sus compañeros de instituto (este tiene el pelo grasiento, esta va teñida, este es un pesado, esta es una cotilla, etcétera). Ya sé que quizá interpreto demasiado, pero Crepúsculo me ha parecido la historia de una ascensión social devolviendo al vampiro la brillantez de la aristocracia. ¿Exagerado? Quizá.

Ya sé que es una historia de amor, pero en mi opinión falta cuerpo a la novela. No solo está descompensada (la acción se acumula en el último cuarto de la novela) y resulta repetitiva (¡cuántas escenas de Bella y Edward repitiendo lo peligroso, lo no me importa, lo no te entiendo! ¡cuántos rechazos de Bella a todos los chicos que aparecen ante ella!) con un buen montón de páginas de más. Creo que con cien menos, la historia hubiera ganado ritmo y sería más directa, más contundente.

En mi opinión, Crepúsculo ha sido una lectura aburrida. El libro quizá no es tan malo como me prometían algunos (se lee rápido al tener una estructura lineal y muy marcada, un par de diálogos resultones en el coche que hace que los personajes cobren algo de vida antes de desmoronarse de nuevo), pero está lejos de haberme gustado. No acabo de creerme a los personajes (en mi opinión demasiado fijos e inmóviles, amén de una protagonista quejosa, melodramática, superficial, pasiva e hipócrita. Esto sin tener en cuenta toda esa excusa de la torpeza motriz de Bella para justificar que hay que protegerla...) ni la historia.

Como novela de fantasía no es interesante siendo quizá la mejor, pero no muy original, idea de los "vampiros vegetarianos" (George R.R. Martin, por ejemplo, trata la idea en la excelente Sueño del Fevre), aunque choca de frente con lo de los "vampiros brillantes", idea de una ridiculez alarmante y que en mi opinión tanto daño hace a una de las ideas más genuinas e inspiradas del mito vampírico.

¿Y cómo novela romántica? ¿Cómo exploración morosa y detallista de los sentimientos? Tampoco, ya que en mi opinión se queda en la superficie. Bella desde el primer momento se entrega y el resto es la repetición de las mismas palabras, cambiando un poco el orden.

Y, la verdad, toda esa parte del acoso de Edward para proteger a Bella me ha inquietado bastante. Ya sé que es entrar en una valoración moral de la novela, pero estas historias de acoso y vigilancia no me gustan. Y, sobre todo, si el protagonista lo hace aparándose en el discurso de "es por tu bien". Vamos por aquí, por allá, no puedes ir sola, conduzco yo, camino a tu lado por si tropiezas, te vigilo mientras duermes por si te ahogas con la saliva, eres torpe, ya lo hago yo... Él como macho alfa sobreprotector, ella como damisela indefensa a la que hay que proteger de todo. Además, después de leer a Edward uno vuelve a ser consciente de que sí, de que la sombra de Ángel es muy alargada y de que el vampiro de Meyer solo es una copia descafeinada del vampiro de Whedon.

Lo siento, pero este sí que es un vampiro sexi, atormentado y peligroso.
Y no es ni sobreprotector ni condescendiente con Buffy.

Ya he leído Crepúsculo y no me ha gustado. Es larga y aburrida. Los protagonistas no me gustan, la historia no me la creo, no pienso leer sus secuelas y no acabo de entender el éxito que ha tenido. ¿Publicidad? ¿Edward Cullen como héroe romántico? ¿Una historia de amor típica de caballero protector de damiselas en apuros a la que dicen una y otra vez que no se puede valer por sí misma y ella lo acepta? La verdad es que no lo sé. Y de vez en cuando le voy dando vueltas.

Y no, no he visto la película. Y no lo haré. A menos que un día haga el especial "Qué veo, qué reseño" y deje a los lectores que elijan la película que tengo que ver para comentar despues... ummm... es una idea, pero ¿es una buena idea?

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- Se le ha ido de las manos.
- Total.
- No cambio las reglas porque será como el año pasado... quince son muchos, no creo que los supere.
- Pues toma patada en la boca.
- Por mucho que vaya de tipo duro que no baila y el cinismo sea el perfume que le chorrea por los sobacos, en el fondo es un blando y realmente creía que la gente no se pasaría.
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- No.
- ¿Pero dónde estabas metido?
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- No puede ser tan duro.
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- ¿Y sabes cómo se lo ha tomado Jorge?
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- En un par de días tiene que empezar con las reseñas,
- Me da un poco de penica el pobre.
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